El prelado invita a los fieles a pedir al Papa un Visitador Apostólico para la diócesis de Osorno
Monseñor Ysern: “Juan Barros debe renunciar porque es innegable que existe división entre los fieles”
“Estoy convencido de la rectitud de Francisco, y, al mismo tiempo, soy de los que piensan que se equivocó”
Redacción, 20 de abril de 201
La comunidad de Osorno puede hacernos un bien enorme a todos si sabe mantenerse firme con constancia en actitud evangélica
Barros
P : Ya ha pasado más de medio mes desde la conflictiva toma de posesión de Mons. Barros como obispo de Osorno y el panorama sigue complicado. Son muchos los que esperaban que el Papa Francisco solucionara el problema y ahora están desconcertados ya que el Papa expresó desde el comienzo su firme decisión de actuar contra los abusos sexuales por parte de sacerdotes y eliminar en la Iglesia todo encubrimiento de tales abusos, pero por los hechos parece que esto no es tan cierto ya que Mons. Barros es considerado en la opinión pública como encubridor del P. Karadima y de esto fue informado el Papa y no le ha retirado el nombramiento. ¿Cómo se entiende eso?
R: Lo que yo pienso es otra cosa. Considero que retirar el nombramiento de Mons. Barros, después de haber sido aceptado por él y haberse hecho público, tendría el sentido de castigo, pero para esto se requiere un previo proceso judicial o administrativo en el que el imputado haya tenido posibilidad real de defensa. No actuar así es un atropello a los derechos humanos entre los cuales está el derecho de toda persona a la presunción de inocencia mientras no se pruebe lo contrario.
P: Pero en el caso de Mons. Barros parece que hay otra causa de fuerza mayor por la que se tendría que haber retirado el nombramiento, ya que al no retirarse se viene a pensar que el Papa tiene doble forma de proceder, por una parte expresa su firme propósito de eliminar en la Iglesia el encubrimiento de los abuso sexuales a menores por parte de sacerdotes y, por otra parte, en el momento de actuar, su comportamiento es distinto. ¿No hay contrasentido?
R: Yo estoy plenamente convencido de que el Papa considera el compromiso de eliminar el encubrimiento no como una opción libre, sino como una obligación de la que no puede tener dispensa. Igualmente, tampoco cabe dispensa en el respeto a los derechos humanos. Siendo esto así me parece que la actitud del Papa es del todo coherente con el derecho y con su conciencia. De ningún modo admite atropellar el respeto a la dignidad de la persona, pase lo que pase.
P: Pero lo que en estos momentos se constata es que los fieles de Osorno están profundamente divididos por el hecho de tener a Mons. Barros como obispo. Esto produce desconcierto porque no se ven los caminos para seguir adelante; ¿ha de seguir cada parte su camino, en forma independiente de la otra por caminos divergentes o hay caminos de solución?
R: Es verdad que se ha producido desconcierto porque, por una parte aparece el Papa impulsando la consulta a todos, como se ha visto con el tema de la familia, y por otra parte los que se han expresado en Osorno en lo referente al nuevo Obispo, sienten que no han sido escuchados. Parecería que no hay caminos de solución. Por el contrario, yo estoy convencido de la total vigencia de los caminos del diálogo y esto es lo que interesa en estos momentos.
P: ¿Cuáles son los caminos que usted ve posibles?
R: El tema que crea división es el referente a la persona de Mons. Barros como obispo de Osorno. Pero eso no autoriza a nadie para faltarle al respeto, ni mucho menos a atropellar derechos humanos. Por tanto los caminos a seguir han de ser caminos de respeto buscando el bien, actuando sobre la base de la verdad. Para ello veo posibles dos caminos: 1°, el diálogo con el obispo para que él presente la renuncia al cargo y 2°, la preparación de un informe detallado para solicitar al Papa que designe un visitador, o una comisión, que estudie la realidad, de modo que vea si hay motivo suficiente para que sea el Papa quien le pida la renuncia.
P: ¿Qué base tiene el primer camino?
R: La base está en un canon cuyo contenido conocen bien todos los obispos, es el canon 401 del Código de Derecho Canónico. Ese canon tiene dos párrafos; en el primero se “ruega” al obispo que al cumplir los 75 años de edad presente la renuncia, cosa que cumplimos fielmente los obispos, y en el segundo párrafo de ese mismo canon “se ruega encarecidamente”, que el obispo presente la renuncia si por enfermedad “u otra causa grave quedase disminuida su capacidad” para el desempeño de su oficio. Esto se pide con mucha más fuerza que cuando se trata de haber cumplido los 75 años. Por lo tanto se trata de un diálogo con el obispo para hacerle ver que, dado el rechazo que existe hacia su persona por parte de un considerable número de fieles y también por parte de considerables sectores de la sociedad, queda muy disminuida su capacidad para realizar su oficio.
P: ¿Quiénes son los que pueden participar en este camino?
R: Es evidente que el obispo es el participante clave, puesto que se pretende hacerle ver que existe realmente un rechazo hacia él que le impide el adecuado desempeño de su labor. Puede ser un camino largo porque, según él ha manifestado repetidas veces, es inocente de la acusación de encubridor que se le hace y, por tanto, lo que le corresponde a él es cumplir la misión que se le ha encomendado. Pero en este momento no se trata de resolver si es o no es culpable de lo que se le acusa, el problema es la gran división producida en la comunidad por el hecho de ser él el obispo de Osorno.
P: ¿Y quiénes son los otros para hacer el diálogo con el obispo?
R: Los otros participantes son quienes piensan que, incluso aunque él sea inocente de la acusación que se le ha hecho, debe renunciar porque lo cierto e innegable es que existe división entre los fieles. Esto es algo actual y es públicamente notorio y escandaloso. Es evidente que entre el grupo de los participantes están los que ya se expresaron para evitar que el nuevo obispo tomara posesión, pero no se puede actuar como se hizo en ese momento. Esa forma de actuar no sólo no se puede aceptar sino que produce el efecto contrario. Yo mismo, que considero bueno que todos se expresen y se haga diálogo, cuando vi lo que sucedió durante la Misa reaccioné molesto porque me parecía una profanación que me hacía sentir que los manifestantes no eran fieles de la comunidad eclesial. Alguien, que hizo mejor juicio me llamó la atención por esta forma de reaccionar mía. La situación era muy compleja y no se puede resolver con una reacción simplista, además con ese tipo de reacciones se podría llegar a creer que hay base para descartar a algunas personas sin escucharlas. Esto sería muy peligroso. De este modo experimenté que fácilmente se puede tener una percepción distorsionada de la realidad.
P: Usted habla de dos partes, una es el obispo y la otra es la que está formada por “los otros” pero, según se ha planteado algunos admiten la posibilidad de “infiltrados”. Ahora pregunto: ¿Qué corresponde hacer si es que hay infiltrados, han de ser escuchados o no?
R: Pienso que no es tan fácil decir que los que gritaban “¡Fuera!” y llevaban globos negros, eran “infiltrados” porque también puede ser la expresión del grito desesperado de personas que experimentan que se han expresado de muchas formas y no han sido escuchadas; si ahora a estas personas se las califica de “infiltrados” y bajo ese título son rechazadas para el diálogo, sin escucharlas, se provoca la desesperación. Pero, además de todo lo dicho, se ha de tener presente que también los “infiltrados” están expresando algo y es necesario escucharlos. Aun suponiendo que lo que quieren es hacer daño a la Iglesia, nos tenemos que preguntar sobre las razones por las que quieren hacernos daño. Hay cosas que no estamos haciendo bien y necesitamos corregirnos. Es más cómodo descartar a los que nos acusan, pero eso no resuelve nada. De este modo se viene a cumplir aquello que dice el proverbio chino “cuando el dedo señala la luna el imbécil mira el dedo”.
P: ¿Tienen algo que decir los políticos, o las personas de otras Diócesis?
R: Los cristianos no dejamos de ser ciudadanos y en la convivencia ciudadana, nos relacionamos todos, moros y cristianos, y todos tenemos la responsabilidad de expresar lo que consideremos que es bueno para construir una convivencia cada vez más humana y fraterna. Ciertamente no puedo meterme en casa ajena para cosas de su vida interna, ese campo es privado, pero esa casa también se relaciona con las otras y esa relación entra en el campo de la convivencia ciudadana en la que los políticos tienen una responsabilidad especial, aunque la búsqueda del bien común es responsabilidad de todos. Pero, los de casa, es decir, los miembros de la Iglesia de Osorno, son los que deben esforzarse, por arreglar su situación, pero el deber de corresponsabilidad va más allá de la Diócesis y será mayor para unos que para otros según la relación que corresponda a cada uno.
P: ¿Cuál es la forma de proceder, a través de manifestaciones públicas o de otra forma?
R: Eso lo tienen que ver los que sientan el deber de expresarse. Cuando son varias las personas, ya sean pocas o muchas, siempre se requiere organización. Si se trata de gran número, la organización que se den tendrá que ser más compleja, pero en todo caso, las personas o comisiones que queden con algún encargo, han de actuar con profunda responsabilidad. En los casos de manifestaciones públicas, el cuidado que se ha de tener es enorme ya que, como sabemos, con toda facilidad la manifestación puede escaparse de las manos de los organizadores. Personalmente considero mejor el sistema que se suele utilizar en la preparación de los sínodos. Es la organización de grupos de oración y reflexión sobre la base de algunas preguntas cuyas respuestas de los grupos se confrontan con las de los otros grupos hasta llegar a un documento único que sirve de base para el seguimiento del proceso que en este caso sería el diálogo respetuoso con el Obispo. Pero puede ser cualquier otro sistema que ellos decidan con tal que sirva para mantener la seriedad del diálogo respetuoso con el Obispo. Siempre he pensado que por escrito, teniendo cuidado, es más fácil guardar el respeto debido.
P: El 31 de marzo recién pasado, la Oficina de prensa del Vaticano emitió una declaración expresando que antes del nombramiento de Mons. Barros como Obispo de Osorno, comillas, “la Congregación para los Obispos estudió detalladamente la candidatura del prelado y no encontró razones objetivas que interfirieran con la misma”, cierro comillas. ¿Modifica esto en algo lo que usted está diciendo?
R: Absolutamente nada, incluso me atrevería a decir que da más fuerza a lo que venimos planteando. No entiendo el término de “candidatura” que utiliza la Oficina de prensa. Eso podría ser entendido como que para cubrir las sedes episcopales vacantes alguien se podría presentar como candidato pretendiendo el lugar, eso no es ni parecido al sistema que se utiliza. De todos modos es fácil suponer que la Congregación para los Obispos estudió los antecedentes que se hayan presentado. Yo creo que nadie duda de eso, el problema está en los antecedentes que no se han presentado. Pero eso ya pertenece al pasado, el tema del diálogo actual con el obispo según estamos planteando es el referente al presente, esto es, la grave división producida por el nombramiento de Mons. Barros. Este hecho es posterior al nombramiento, por lo tanto no ha podido ser estudiado por la Congregación de los Obispos en su estudio para proponer al Papa el nombramiento.
P: Pero sea como fuere el hecho de la presentación de Mons. Barros que hicieron al Papa para el nombramiento de obispo de Osorno, lo cierto es que el Papa lo nombró y según el parecer sincero de muchas personas, sin ningún ánimo de hacer daño, piensan que el Papa se equivocó y cometió un error. ¿Puede decirse esto?
R: Ciertamente, no sabemos, por lo menos yo no lo sé, cómo fue la presentación que le hicieron al Papa, pero yo estoy plenamente convencido de la rectitud del Papa, en fidelidad a su conciencia, al tomar la decisión del nombramiento y, al mismo tiempo, soy de los que piensan que se equivocó. No hay ningún problema en decir esto. En las primeras palabras que nos dijo el Papa, después de ser elegido Papa, señaló que él era un hombre como los demás, “soy pecador” nos dijo y nos pidió que rezáramos por él y que le diéramos la bendición. El Papa es un ser humano como los demás y todos tenemos conciencia de haber cometido errores incluso en decisiones de gran importancia para la vida. En el Tribunal, que es donde yo realizo mi labor de cada día, continuamente estoy oyendo, incluso a personas muy buenas y muy inteligentes que son profesionalmente brillantes, que me dicen: “nunca puedo entender cómo me equivoqué tanto cuando decidí casarme con quien me casé”. Es muy real el antiguo dicho latino “errare humanum est”. Errar es humano. El Señor ha establecido la Iglesia con personas humanas, no con ángeles venidos del cielo.
P: Si se llegase a ver que el nombramiento del obispo de Osorno, según el parecer de personas inteligentes y buenas, fue un error del Papa, ¿se podría hablar de doble discurso por parte del Papa?
R: De ninguna manera. El error viene de una equivocación ya sea por información deficiente, ya por alguna otra razón de tipo psicológico, pero de ninguna manera significa doblez, ni mala intención. Yo siento y mantengo plena convicción en la rectitud del Papa Francisco.
P: Usted habló de dos caminos, uno para establecer el diálogo con el Obispo y otro para el diálogo con el Papa ¿En qué consistiría el segundo camino?
R: Vendría a ser, en cierto modo, como el primero pero con una considerable diferencia, ya que el primer camino se orientaba hacia el diálogo con el obispo, pero este segundo camino se orienta hacia el diálogo con el Papa.
P: ¿Sobre qué bases tendría fundamento este camino?
R: La fundamentación básica está en lo expresado por el mismo Mons. Barros ya que él ha manifestado que lo que quiere es cumplir bien la misión que el Papa le ha encomendado. Esto hace ver que Mons. Barros tiene actitud muy buena y está dispuesto a seguir lo que el Papa le diga. Por lo tanto este segundo camino se orienta hacia el diálogo con el Papa para solicitarle que, considerando la situación producida, pida a Mons. Barros que presente su renuncia a la Diócesis, esto no tendría sentido de castigo. No habría atropello a los derechos humanos. La razón para pedirle la renuncia sería la división creada en la Diócesis ya que eso es una “causa grave” por la que queda “disminuida su capacidad” para el desempeño del oficio. Eso es motivo según lo que vimos en el canon 401, § 2.
P: ¿Pero cómo se concretaría eso?
R: Lo que parece adecuado sería la preparación de un informe sin distorsiones donde aparezca el parecer o pareceres de los sacerdotes, diáconos, religiosas y fieles y solicitar al Papa la designación de un visitador o una comisión para que, con los criterios que señale el Papa lleguen a Osorno con el fin de estudiar la realidad del modo más adecuado y evangélico para entregarle finalmente el informe al Papa y pueda él hacer su discernimiento.
P: Pero los que públicamente se han manifestado como víctimas de los abusos del P. Karadima y señalan a Mons. Barros como encubridor, concretamente James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo ¿tienen algo que decir en este momento?
R: Hay que reconocer que ellos han sido muy valientes y han prestado un servicio muy grande para el conocimiento de la verdad en lo referente a la monstruosidad del misterioso fenómeno Karadima y al recurrir a los tribunales han hecho lo que corresponde. El tribunal de la Iglesia les ha dado la razón. Ellos han hecho un buen servicio a la Iglesia y su valentía al actuar siendo conscientes del sufrimiento que eso les proporcionaría a ellos mismos es un ejemplo.
P: Sin duda es muy importante lo que hicieron con relación a Karadima, pero ahora lo que interesa es la situación con relación a Mons. Barros en Osorno.
R: Según hemos dicho, hay dos aspectos que son distintos, uno es el relacionado a la acusación de encubridor de Karadima y el otro el referente a la división existente entre los fieles de la comunidad eclesial de Osorno. En cuanto a la acusación de encubridor, el lugar al que se ha de recurrir es el de los tribunales y en ese campo los que pueden actuar son las víctimas. Pero en lo referente a la división creada en la Iglesia de Osorno quienes han de actuar para el diálogo con el Obispo son los miembros de la Iglesia de Osorno. Este tema es distinto. Unos creerán a las víctimas y otros creerán al Obispo y esto es una realidad existente en la actualidad.
P: Entonces el camino a seguir es el de pedir a las Víctimas que recurran a los tribunales, ¿es esto lo que quiere decir usted?
R: Pienso que el problema es más complejo, porque me imagino que se trata de hechos que ya están prescritos y no se va a sacar nada por ese camino. En consecuencia se tendrá que mantener la presunción de inocencia. Pero la realidad seguirá siendo la división ya que unos creerán en la inocencia y otros no, me parece esto una realidad que no es nada fácil de obviar. Esta es la realidad actual y frente a ella los que han de actuar son los miembros de la comunidad de Osorno según lo ya dicho anteriormente.
P: En resumen, el problema existente viene a ser algo que es muy difícil ya que el camino de los tribunales parece que no es posible, por otra parte el camino del diálogo de la comunidad con el Obispo no vemos que se den las condiciones para escuchar una parte a la otra y en cuanto al camino del diálogo de la comunidad con el Papa surge la pregunta si acaso la comunidad puede plantear al Papa algo que él no sepa ya. Ante esto parecería necesario buscar algún otro camino ¿Hay alguna posibilidad de ello? ¿No será parte del servicio de la autoridad escuchar y rectificar?
R: Ante esto pienso como tú en el sentido de estar en presencia de un problema difícil. Precisamente por eso he dicho en alguna oportunidad que la comunidad de Osorno puede hacernos un bien enorme a todos si sabe mantenerse firme con constancia en actitud evangélica. Esto es fundamental y veo que es necesario que la comunidad sea claramente la protagonista en los diálogos pero veo también que hay un espacio grande para la solidaridad con la comunidad desde los demás lugares, principalmente dentro de la Iglesia. Pienso que esto puede dar lugar a varios otros caminos. Pero es muy importante que la comunidad en actitud responsable y respetuosa mantenga su camino sin perder la esperanza. En el camino todos aprenderemos mucho, estoy seguro y de momento lo que tengo claro es que por todas partes nos mantenemos unidos a la Iglesia de Osorno en nuestra oración.
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