E’ in corso di raccolta tra le
organizzazioni cattoliche di base la firma di adesione a una petizione al
Segretario generale dell’ONU Kofi Annan perchè sia ridiscussa la collocazione
del Vaticano all’ONU .Questa partecipazione non dovrebbe essere più a pieno
titolo come avviene attualmente in tutte le Agenzie dell’ONU ; dovrebbe essere
simile a quella delle Organizzazioni Non Governative ( ONG) similmente allo
status del Consiglio Ecumenico delle Chiese . Oltre al testo della petizione in
italiano ed in inglese pubblichiamo un postscriptum in spagnolo esplicativo
delle ragioni di fondo che motivano questa presa di posizione
Egregio Segretario Generale Annan,
in qualità di stato non-membro e osservatore permanente
dell’ONU, gode di uno status unico in quanto
gode del diritto di voto alla
pari con le altre nazioni nelle conferenze
dell’ONU.
Riconoscere privilegi governativi a quello
che in realtà è un organismo
religioso, è una politica discutibile. Anche
se
-il governo
della Chiesa Cattolica Romana- ha dato
contributi positivi alla pace e alla
giustizia attraverso le Nazioni Unite,
questo fatto non dovrebbe essere
utilizzato per giustificare che ad una
istituzione religiosa venga
riconosciuto lo status di nazione.
La partecipazione governativa all’ONU
dovrebbe essere riservata agli stati
veri e propri.
Le religioni del mondo sono ben
rappresentate attraverso lo status di
organizzazioni non-governative. Con lo
status di ONG, la chiesa Cattolica
Romana potrebbe continuare a partecipare
all’ONU – come fa il consiglio
Mondiale delle Chiese- senza ambiguità o
privilegi. Noi ci appelliamo a Lei
affinché intraprenda una revisione ufficiale
dello status della Santa Sede
nelle Nazioni Unite.
In calce all’Appello da inviare al
Segretario generale presso l’ONU New York,N.Y 10017 U.S.A. indicare il nome
dell’Organizzazione,l’indirizzo, il telefono, il fax e l’E-mail
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Dear
Segretary general Annan,
As a UN
Non-Member State Permanent Observer, the Holy See often enjoys
unique
status as a voting partner with countries at UN conferences.
Granting
governmental privileges to what is in reality a religious body is
questionable
statecraft. While the Holy See-the government of the Roman
Catholic
Church-has made positive contributions through the United Nations
to peace
and justice, this should not be used to justify granting the
status of
a state to a religious institution.
Governmental
participation in the UN should be reserved to actual states.
The
world’s religions have been well represented through non-governmental
organization
status. With NGO status, the Roman Catholic church would be
able to
continue its participation in the UN-like the World Council of
Churches-without
ambiguity or privilege. We call on you to open an
official
review of the Holy See’s status at the UN.
Name
Organization;address,country
Post Scriptum
Nos sea
permitido sintetizar los motivos, cada vez màs compartidos por la conciencia
internacional, que nos impulsan a pedir que las Naciones Unidas revisen el
reconocimiento de la "Santa Sede" como Estado-no miembro y observador
permanente de
1.
se funda sobre un mensaje, él de Jesùs de Nazareth, que excluye de una forma
explìcita cualquier tipo de adesiòn a lògicas seculares y de amàlgama con
instituciones polìticas. Los discìpulos de Jesùs no tienen otra misiòn que ser
testigos del amor de Dios, con los "medios proprios del Evangelio, que
difieren en muchos puntos de los medios proprios de la ciudad terrestre ".
El Concilio Vaticano II, en el mismo
pàrrafo de la "Lumen Gentium " (76), afirma que
"no pone la esperanza en los privilegios que le son entregados por la
autoridad civil. Al contrario, Ella renuncierà al ejercicio de ciertos derechos
legitimamente adquiridos, si el uso de los mismos pusiera en duda la sinceridad
de su testimonio.. ".
2. La existencia misma del "Estado del
Vaticano" es, para las confesiones cristianas no catòlicas, sinonimo de
privilegios que impiden un ecumenismo real y auténtico, porque ofrece solamente
al Jefe de
Catòlica
Vaticano", la posibilidad de firmar Concordatos, reconocer Estados y
gobiernos, que dan lugar a ventajas (polìticas, econòmicas, mediaticas,
educacionales, etc..) a expensas de las demàs confesiones o religiones.
Incontables hechos historicos confirman que cualquier tipo de privilegio
confesional" contribuye a mantener rivalidades y antagonismos religiosos
muy profundos y amenazadores, que, ademàs, repercuten en las relaciones intra e
inter-nacionales, impidiendo una convivencia en la paz.
3. El "Estado del Vaticano",
aunque haya elogiado en varias ocasiones la " Declaraciòn Universal de los
Derechos humanos" del 1948, no la reconoce legìtima para
cuyo estatuto serìa incompatible con las nuevas adquisiciones de la comunidad
internacional en tema de derechos humanos. Como se puede leer en el informe del
secretario del "Instituto Internacional de Derechos Humanos" de Estrasburgo
("Human Rights Law Journal ", 1-1995), de los 103 acuerdos
internacionales relativos a derechos humanos subscriptos por las Naciones
Unidas, solamente 3 han sido contrafirmados por el Estado del Vatican que no ha
ratificado ningun convenio relativo a:
• supresiòn de
toda discriminaciòn sexual;
• empleo y
profesiòn;
• protecciòn de
pueblos indìgenas, derechos de los trabajadores;
• defensa de la familia y del matrimonio;
• genocidios,
crìmenes de guerra, apartheid;
• aboliciòn de
la esclavitud, pena de muerte, trabajos forzosos, etc.
Si
favor de una mayor dignidad humana, eso se debe a que su Codigo de Derecho
Canonigo, redactado por el Sumo Pontìfice sin la menor consultaciòn de la
comunidad de los fieles, rechaza explicitamente, no solamente para la minùscula
fracciòn de ciudadanos del Estado Vaticano, sino para todos los miembros de
derechos fundamentales, como:
-la igualdad
efectiva entre hombres y mujeres;
-la libertad de
expresiòn y de ensenanza;
-las garantìas
jurìdicas relativas a un justo proceso;
-la
participaciòn de los catòlicos a la designaciòn de los responsables.
4. El "Estado del Vaticano" se
configura como una "monarquìa absoluta", cuyos principios bàsicos son
incompatibles con aquellos proprios de una democracia. La prioridad no es la
defensa de los derechos de las personas, sino la sumisiòn de los sùbditos a las
ideas y decisiones del soberano, que coincide con la persona misma de su leader
religioso, el "Sumo Pontìfice". El Codigo de Derecho Canònigo lo
ratifica claramente, estableciendo que:
• el dominio del papa no tiene lìmites
dentro de
en virtud de "una podestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y
universal en
y que èl puede ejercer libremente "
(can.331);
"contra las sentencias o decretos del
Romano Pontìfice no se puede interponer apelaciòn (can. 333);
" La santa Sede no puede ser juzgada
por nadie " (can. 1404)
"quien interponga apelaciòn al Concilio
Ecumènico o al Colegio de los Obispos contra un acto del Romano Pontìfice sea
censurado " (can. 1372)
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